En Marzo de 1855, el tucumano Juan Bautista Alberdi escribió un
curioso y contundente alegato sobre la argentinidad.
En su obra “Sistema económico y rentístico de la Confederación
Argentina”, el autor de “Las Bases” dijo cosas como estas: “Los argentinos
hemos sido ociosos por derecho y holgazanes legalmente.
Se nos alentó a consumir sin producir. Nuestras ciudades
capitales son escuelas de vagancia de quienes se desparraman por el resto del
territorio, después de haberse educados entre las fiestas, la jarana y la disipación”.
Duro ¿no?.
Pero, como si no hubiera sido lo suficientemente claro, también agrego esto:
Nuestro pueblo no carece de alimentos, sino de educación. Y por eso tenemos pauperismo
mental. En realidad nuestro pueblo argentino se muere de hambre de instrucción,
de sed de saber, de pobreza de conocimientos prácticos y de ignorancia de hacer
las cosas bien. Pero, sobre todo, se muere de pereza, es decir, de abundancia.
Quieren pan sin trabajo, viven del mana del estado y eso los mantiene
desnudo, ignorantes y esclavos de su propia situación”.
¡Sin palabras! Contundente radiografía de nuestro ser
nacional.
Una verdad que nos demuestra lo poco que hemos aprendido. Es decir,
hoy estamos casi igual que en los tiempos de Alberdi ¿O no?..