JUSTICIA
Nos encontramos en un momento álgido, donde está en juego, el
contrato social, en los últimos días la justicia ha acelerado causas, que
permanecieron dormidas varios años, sin que la justicia se diera por enterada.
La cooptación política hacia la justicia nos ha llevado a una
encrucijada moral, donde aparentemente hasta ahora triunfaron las ambiciones
personales de todo tipo menos de justicia.
Muchos que no formamos parte de ese entramado judicial nos
preguntamos, de qué sirve la justicia sino se aplica, para que nuestros próceres,
se tomaron el trabajo, de bucear por el mundo, una constitución de la republica
que nos contenga, sobre la cual juran nuestros políticos pero muchos de ellos
no la leyeron y menos la aplican a su vida cotidiana.
La argentina se ha transformado en un antro de corrupción política
y judicial,
las consecuencias son que la sociedad al ver tal desquicio
por los valores entra en el juego perverso y material al ver que quienes deberían
ser los ejemplos a seguir se han transformado en mercaderes, sobre el bienestar
de la sociedad.
Tenemos una historia, de valores y principios que los que tendrían
que aplicarlo, hacen todo lo contrario dando el mal ejemplo del enriquecimiento
usufrutuando la cosa pública como propia, cual es el mensaje para el trabajador
que se levanta a la 5 de la mañana a cumplir con su trabajo se siente
maltratado por la sociedad más cuando aún, su esfuerzo en muchos casos no le
alcanza para llevar una vida digna y al mirar hacia el frente ve que otros robándole
al estado se hacen millonarios y viven en mansiones y desparraman dinero del
erario público con la complicidad de la justicia, muchos, optan por el perjurio
y se transforman en delincuentes, en contra de la misma sociedad a la cual pertenece.
Hemos llegado al fondo del abismo, donde una presidente
votada por el 54 % de los votos, se ha vuelto la peor calamidad de nuestra
sociedad, al haber arrebatado impunemente, miles de millones de dólares en detrimento
del erario público, el cual ella debía velar, y vemos azorados como muchos que
solo recibieron una migaja de la torta hasta arriesgarían su vida para
defenderla, pero es menester tener claro que detrás de esta ideología propugnada
ya hace más de 70 años, ha calado muy hondo en las capas sociales más bajas, lo
han logrado gracias a la mentira y el abuso de la comunicación tendenciosa de
ser los salvadores de la patria, cuando cualquier ciudadano medianamente
preparado se da cuenta de la trampa.
Los jueces de la nación tendrían, que corregir esas
distorsiones, pero en vez de hacer justicia, se hacen millonarios con el poder
de turno porque los jueces trascienden a los gobiernos, pero no pierden las
viejas mañas encentradas desde mucho tiempo y cuando un político se sale de su
carril ya tienen una causa para domesticarlo en su propio beneficio, yo te
perdono pero vos no viste nada.
Vuelan muchos sobres y dadivas en la justicia y en la política
argentina, todos lo sabemos pero es difícil probarlo, aunque en las últimas décadas se ha hecho tan
evidente que utilizan el estado para enriquecerse que no hace falta ni ley para
saber quién son los corruptos, con solo saber lo que tenían cuando ingresaron a
la función pública, controlando lo que gano mensualmente, se sabría que un
funcionario no puede comprar una casa de 1 millón de dólares, con un sueldo
estatal ni hacerse 4 hoteles 5 estrellas, o comprarse campos, ni usar autos de
alta gama de mucho valor es cierto están los bancos para hacer prestamos bueno
en ese caso que justifiquen los créditos.
Es necesario un cambio de paradigma nuestra nación no merece
el atropello de unos pocos queremos un cambio, necesitamos un cambio, nuestra
patria no soporta más el desquicio, en un país inmensamente rico, no pueden
morir niños desnutridos mientras el cajero de un banco, trabajando en sociedad
con la más alta investidura política del país, se roban la república.
La justicia debe terminar con la impunidad, pero también debe
mirar hacia adentro y ver si muchos que son jueces y fiscales están capacitados
para ejercer justicia para la sociedad, el pueblo lo merece y la nación lo
reclama.
JUAN CARLOS VILLANUEVA