LA GRIETA
La grieta social, es un reverdecer de viejos tiempos, ya décadas,
lleva en la vida de los argentinos.
Cuando el populismo, hace raíces en la década del 40 del
siglo pasado, lo hace de la peor forma, parafraseando a la actualidad, a través
de la dadiva, yo compro tu voluntad de pensamiento, te doy la camiseta de Boca
pero tenemos que destrozar a River, aunque para ello sea necesario, la mentira
y el engaño.
Hoy nos encontramos que ante un gobierno que asumió hace un
mes, debe restallar la ineficiencia, y la conducta de un gobierno, que manejo
el país durante 12 años y ninguno de los que hoy quieren golpear a este
gobierno como vieja práctica piensa que más de la mitad del país voto a este
gobierno.
Se han perdido los valores, democráticos si es que alguna vez
los hubo, cada uno es dueño de su verdad, sin pensar un segundo que la verdad
individual de todos nos lleva al fracaso como nación.
Ayer alguien me hablaba de inexperiencia para gobernar, yo le
pregunto si fue buena la experiencia anterior, no saben contestar, porque no
saben analizar la actualidad del país, es fácil te di la dadiva de un subsidio
o te nombre funcionario, con poco sueldo o mucho sueldo, pero claro no pensaste
un segundo que el erario público es de todos, y muchos nobles trabajadores
pagan tu salario que debería ir esa plata a salud, educación y seguridad.
Te quejas de los despidos de un estado elefantiásico, cuando
sabes perfectamente que te nombraron con un contracto, por tiempo determinado,
entonces sales a la calle a ejercer tus derechos munido de cadenas y piedras,
para luego hablar de represión, pensaste un segundo, o es más fácil, vivir del
estado ergo de los nobles trabajadores.
En 12 años no dijiste nada, aplaudías mentiras tras mentiras,
pero te conformaste con la dadiva del subsidio que más te empobrece, y menos
posibilidades, de progreso tienes.
El Boca y River sigue y vos en el medio solo vivaz los goles,
mientras los que te tenían que educar y preparar para la vida, viven en pantagruélicas
fiestas, disfrutando del esfuerzo de los que trabajan, y de las miserias de sus
dadivas.
La grieta seguirá, no hasta cuando haya un pensamiento único,
como algunos pretenden, sino cuando todos pensemos que es lo mejor para nuestra
vida y nuestra familia.
JUAN CARLOS VILLANUEVA